lunes, marzo 12, 2007

La tía “Fast Food”

Dedicado a la gente del grupo QUILLA con quien hace algunos años empezé esta aventura.

Ocho y media de la noche, nos encontramos en una de las calles que da directo a la plaza principal de San Pedro de Cajas, distrito anclado en la sierra de Junín, cerca de la provincia de Tarma. La zona es oscura y los postes del alumbrado público no alcanzan al único letrero escrito a tiza donde se anuncia menú a precio de tres soles. El cuadro es de fotografía: ¿quién puede ver ese letrero en la noche?, nos preguntamos. Decidimos entrar y es así como empieza la historia, una entre las muchas que esconde este pueblo textilero que en décadas pasadas sufrió los embates de la violencia terrorista y a donde no llegaron las investigaciones recogidas por la Comisión de la Verdad y Reconciliación.
El letrero anuncia una serie de platillos que a la luz de nuestra hambre y desesperación se presenta como la mejor de las alternativas. Entramos y el lugar está lleno de mesas y sillas vacías. La ausencia de comensales hace presagiar que la atención será preferencial: rápida y al gusto del cliente. Nos atiende una anciana que calculamos de unos 70 años. Le preguntamos qué hay de cenar y nos dice que el caldo está listo y que del segundo hay todo lo que está en el letrero. Entusiasmados cada miembro del equipo pide el platillo de su elección. Algunos acostumbrados a las exquisiteces limeñas demoran en decidirse a escoger el platillo digno de aquella primera noche. Hecho el pedido nos acomodamos presurosos en nuestra mesa. El frío y el hambre acompañan a cada uno de los miembros del equipo.
Pasan cerca de media hora y sólo hemos recibido un plato de caldo que la misma anciana nos ha servido. Está algo desabrido y se nota que le han aumentado agua para que alcance para todos los clientes. Los minutos siguen pasando y el frío y el dolor de cabeza, hacen estragos en mi cuerpo acostumbrando al clima cálido y templado de la zona este de la capital limeña. Nos acercamos a husmear por la cocina y nos damos con la sorpresa que la anciana está sola y que a juzgar por sus actitudes recién está preparando los platillos que hace media hora le hemos solicitado. Nos miramos algo aturdidos y luego de comentar en voz baja forzamos una sonrisa y nos sentamos a esperar resignados. Es el único restaurante en todo San Pedro de Cajas que atiende a esa hora de la noche.
Después de más de una hora de espera los platillos llegan a nuestra mesa, una hora antes la anciana puso los cubiertos, una servilleta de papel bulki y un pote de plástico donde se encontraba algo de ají para sazonar la merienda. Cogemos nuestro plato y comemos presuros.La demora, el frío y el cansancio me han quitado el apetito. Hago un esfuerzo y termino mi cena, los otros miembros del equipo hacen lo mismo. Hemos llegado cerca de las siete y estamos saliendo cerca de las diez de la noche. La anciana se acerca y ella misma se encarga de cobrar por los platillos. El frío y el dolor de cabeza nos matan y al día siguiente nos espera una ardua jornada de trabajo. Nos despedimos de la anciana y le decimos que vamos a regresar. No es mentira. Lo haremos, es el único de los tres restaurantes que existen en todo el pueblo que atiende en la noche. Además le hemos agarrado cariño a esa anciana de vestimenta tradicional andina y de fortaleza envidiable; que atiende, sirve, cocina, y cobra en aquel solitario lugar en donde aparte de nosotros nadie más se acercó a consumir en toda la noche.
Los días siguientes, el equipo realizó las actividades programadas y a pesar de la odisea de la primera noche almorzamos en el mismo restaurante. La misma anciana nos atendió, aunque esas veces la espera ya no fue tan larga, uno de los miembros del equipo se encargó de perpetuarla con el apelativo de “la tía Fast Food”. (1)

(1) Fast Food: Palabra Inglesa que en castellano quiere decir “comida rápida o la carrera” y que sirve para denominar a los establecimientos que expenden comida lista y ya preparada.

5 comentarios:

Anónimo dijo...

Fue ya hace algunos años, y sin embargo pareciera que aun siento el dolor de espalda que tuve después de esperar casi 2 horas por la comida, fue una de las tantas experiencias surrealistas que tenemos en nuestro trabajo (que son muy frecuentes por cierto).
Y haciendo memoria… creo que el apelativo fue idea tuya. Como siempre, no puedes con tu genio.
Un abrazo

Anónimo dijo...

Hace tiempo fui a San Pedro de Cajas, pero en época de fiesta. Restaurantes por todos lados. Al parecer como en todo pueblo, cuando no hay fiesta, no hay nada.

Saludos.

GRUPO TALENTO dijo...
Este comentario ha sido eliminado por el autor.
Anónimo dijo...

Ji,ji,ji. Buena la anéctota. Tendré en cuenta tu fatal experiencia para cuando vaya por allá. Está bueno como para hacer un restaurancito por esa zona y hacerle la competencia a "La tía Fast Food". Ji,ji,ji.

Hasta la vista baby.

Anónimo dijo...

El Combo de la tía veloz", hubiera sido el apelativo chacotero y contagioso que mi padre le hubiera puesto al restaurant en donde atiende la mujer anciana que describes en tu texto.



Me vacila el clima que le pones a tu obra. Se siente la atmósfera del momento. El frío, la tranquilidad, lo impasible del ambiente.



En esos pueblos rurales la vida es más lenta, tranquila, no hay apuro citadino.Tanto que para nosotros es a veces insoportable...



Qué bien que sigas escribiendo..



Estoy super atareado en mi chamba, ojalá nos veamos pronto.



¡ felicitaciones!